Por Rubén Romero Sánchez
Hace un año conocí a Diego Lebedinsky. Un amigo común me dijo: tienes que conocer a Diego, y yo, que soy un pusilánime, lo hice. E hice bien. El señor Lebedinsky me
contó que quería montar una librería ambulante, para ir de bar en bar
en Lavapiés (sobre todo) con los libros de poesía de la gente de Madrid y
promocionar nuestras letras en los recitales poéticos que se organizan
por estas latitudes. Le pregunté si veía eso factible, o le había pasado
como a Don Quijote, que del mucho leer y el poco dormir había perdido
el seso.
Me contó que en Argentina ya lo había
hecho y le había funcionado: con el tiempo su librería ambulante se fue
creando un nombre por el circuito literario alternativo de Buenos Aires,
y la poesía se fue difundiendo no sólo entre los propios poetas sino
también entre los lectores potenciales.
Así que le di todo mi apoyo, le cedí algunos ejemplares de mi último libro, y le hablé a todo el mundo de él.
Hoy, casi un año después, la Librería
Ambulante se ha convertido en un elemento más de los recitales de poesía
de Lavapiés. Y no sólo eso, sino que incluso ha crecido hasta
ramificarse, desde hace unos meses, en unos acontecimientos literarios
denominados Fiera del Libro, en los cuales los asistentes recitan algún poema propio y se confraterniza y compadrea entre trago y trago y al albur de los libros.
La 6ª edición de esta Fiera será este
jueves 6 de junio a las 21 horas en el bar La Inquilina, en Lavapiés.
Allí estaremos, recitando y acompañando a Diego y su proyecto, que es el de todos, escribamos o no, seamos bípedos o no.