Empiezo a caminar en círculos
Diego Arbit
Edición de Autor. Buenos Aires, 2002
Extracción de Empiezo a caminar en círculos
Pero yo quería conseguir un trabajo, quería juntar un par de pesos
quería sentir que podía dejar un par de pesos en mi casa al final de
cada mes. Era tan poca la plata que conseguía con la venta de libros,
eran tantas las noches que había perdido por dedicarme a la venta de
libros, era tanta la humillación que recibía gracias a la venta de
libros, y para qué, y para qué. Esa mañana me decidí por el aviso de
M.Ka.Y. Mi situación en M.Ka.Y fue lamentable.
Cuando llegué había
un montón de gente llenando solicitudes de empleo, todos sentados en
sillas en la sala de espera había mucho movimiento parecían ser muchos
los empleados de aquí para allá repartiendo solicitudes trabajando andá a
saber en qué, porque iban en grupos todos trajeados charlando
tratándose de usted, era muy impresionante la forma en que se trataba
esa gente, de acá para allá sí señor, de allá para acá no señor,
disculpe si discrepo. Pero la mayoría de las personas que estábamos en
ese lugar éramos postulantes. Me postulé para vendedor, quiero ser
vendedor anoté en la solicitud. En esa solicitud habían muchas
preguntas, me pedían muchos datos, datos que no quería dar, y que no di a
M.Ka.Y. Me trataron muy bien en la entrevista, y muy amablemente me
llamaron a una entrevista más, pero trajeado. Tenía que conseguir un
traje, tenía que conseguir saco y corbata para trabajar en M.Ka.Y.
Al otro día con traje prestado me presenté en el mismo lugar, la
señorita Gugliagone, la persona que me hizo la primera entrevista me
había llamado para esa mañana soleada en el micro centro. Éramos pocos
los que sentados en la sala de espera, muy bien vestidos esperábamos ser
llamados. De vez en cuando aparecían dos o tres trajeados que
charlaban.
El primer trajeado:- Disculpe señor pero los vendedores nos están fallando con las cobranzas.
El segundo trajeado:- Usted señor, es el responsable de que los vendedores realicen las cobranzas.
El primer trajeado:- ¡Disculpe señor pero usted tiene que comprender
que el tiempo no me alcanza! ¡¡Y si los vendedores son incompetentes no
es mi responsabilidad!!
Segundo trajeado:- ¡¡¡No me grite delante de la gente!!!
Los trajeados entraron por la derecha y subieron por las escaleras de
la izquierda, las escaleras daban a la salida del edificio. A mi derecha
habían dos personas sentadas, una mujer y un hombre. Todos de mi edad.
Todos con cara de póquer esperábamos ser entrevistados, nadie confiaba
en nadie, todos nos cuidábamos de hablar con el del costado, en perfecto
silencio esperábamos, sentados derechos erguidos casi sin movernos
hasta que Gugliagone apareció.
Nos invitó a que la siguiéramos por
las escaleras hacia abajo, hacia el subsuelo, en el subsuelo habían
muchas mesas con muchos empleados que hacían entrevistas a los
postulantes.
Gugliagone:- A ustedes los elegí porque son los mejores, casi todos ustedes van a ser contratados.
Todos sonreímos complacientes, en silencio esperábamos saber un poco más sobre nuestro futuro trabajo.
Gugliagone:- Esta empresa creció muchísimo en lo que va de este año, al
principio éramos nada más que quince empleados, pero ahora somos más de
ciento cincuenta, vamos a tener que hacer una sucursal, pronto va a
empezar a funcionar en Quilmes, acá ya no tenemos lugar, esta empresa, a
la que ya puedo decir que es mía, da grandes cantidades de fuentes de
trabajo y posibilidades de ascender en muy poco tiempo, yo trabajo hace
tres meses nada más y ya soy responsable de Recursos Humanos, ya saben,
cuando necesiten alguna cosita cuando tengan alguna duda se acercan a
mí, la señorita Gugliagone, y yo de muy buen gusto los voy a ayudar en
lo que pueda.
Gugliagone sonrió cómplice a todos nosotros alguno que
otro se rió, ji ji ji, gracias señorita, muchas gracias señorita, ji ji
ji, ji ji ji.
Gugliagone:- Hoy tienen la suerte de que esté
presente entre nosotros el señor Mercado ¿Saben quién es el señor
Mercado? ¡¡El ideólogo y socio principal de M.Ka.Y!! Desde que yo
trabajo acá fueron muy pocas las veces que el señor Mercado estuvo
presente, si tienen la infinita suerte de que Mercado se les acerque y
les pregunte alguna cosa sáquenle muchísimo provecho a sus consejos y
enseñanzas, el señor Mercado es un genio, él en persona eligió a la
señora Corva, y ella en persona los va a introducir a un nuevo mundo
para ustedes, ella les va a mostrar que con las ventas se puede llegar a
ganar muchísimo dinero, ella en persona, a cada uno de ustedes les va a
demostrar que ustedes pueden llegar a ser tan buenos como ella ¿Saben
cuánto gana la señora Corva por mes? ¡¡Diez mil pesos!! ¡¡Diez mil pesos
en ventas!! Corva dejó un puesto gerencial en otra empresa solamente
para estar cerca del señor Mercado, Corva decidió ella sola ocupar un
puesto inferior en esta empresa porque creyó en esta empresa ¿Y saben
qué pasó? La otra empresa se fundió, y M.Ka.Y. sigue existiendo. Pero
eso no es todo, M.Ka.Y. tiene ahora los clientes de la empresa en la que
trabajaba la señora Corva ¿Y saben por qué? Porque en M.Ka.Y.
trabajamos los mejores, y ustedes son los mejores, yo los elegí, y a mí
la señora Corva me tiene mucha confianza, así como la señora Guerrero, a
la señora Guerrero es a la que yo respondo, y ustedes también, la
señora Guerrero es como mi mamá, me enseñó personalmente me confió el
puesto que tengo, presten mucha atención a lo que les diga la señora
Guerrero porque sabe muchísimo. La señora Guerrero coordina la mitad de
los grupos de ventas, la otra mitad los coordina la señora Corva. Bueno
¿Qué les parece?
Todos la miramos en silencio.
Gugliagone nos miraba sonriendo.
Gugliagone:- Digan algo.
Todos la miramos en silencio.
Gugliagone nos hizo a cada uno las mismas preguntas que nos había hecho
en la primera entrevista, pero delante de los demás. Después nos
despidió y nos citó para una nueva entrevista al día siguiente, cuando
nos estábamos por ir le pidió a uno que estaba con nosotros que se
quedara con ella a charlar...
El peso que yo sentía era infinito, la
tristeza el manoseo eterno del que buscaba trabajo, era la primera vez
que llevaba puesto un traje en mi vida, y no me quedaba mal, me miraba
en las vidrieras y me gustaba verme de traje, en el micro centro mucha
gente iba vestida de la misma manera que yo, ninguno de los trajeados
parecía tener mucho apuro al caminar ¿Cuántos de todos estos serían
desocupados como yo? Todos parecían tener la misma mirada de derrota sus
gestos parecían trasmitir el mismo cansancio la misma opresión parecían
soportar al igual que yo un chamuyero distinto un forro distinto una
propuesta de trabajo distinta un manoseo siempre te maltrataban te
mentían te ofrecían mierda poco sueldo promesas que no se cumplían
negocios supuestamente redondos que no podían fallar, o trabajos fijos
de mucha responsabilidad a muy bajo sueldo, y ese sueldo podría ser que
no te lo fueran a pagar, los muy conchudos te cagaban con una sonrisa de
oreja a oreja, muy satisfechos estafaban a los que necesitaban
trabajar, jugaban con las esperanzas del que necesitaba trabajo. Cuando
terminaba su jornada diaria de cagar personas se iban de copas a los
bares de Palermo, entre risas y alcohol se reían mientras leían en voz
alta alguno de mis libros, a veces entre risas me lo compraban, a veces
entre risas me mandaban a cagar, a cagar con mis palabras, a dormir con
mis palabras que pesaban en mi espalda, en mi mochila cargada de libros,
de palabras cansadas que contaban tristemente mi trabajo de bar a bar, y
de ese bar a otro, y de ese otro a otro distinto.
Sin embargo fui a
la nueva entrevista en M.Ka.Y., la desconfianza era grande, pero la
curiosidad también. Estábamos todos los de la entrevista anterior menos
la persona que Gugliagone había pedido que se quedara a charlar. También
habían otras personas de traje que esperaban ser entrevistadas, y otras
personas trajeadas que se despedían de una entrevista con su
entrevistador, empecé a reconocer caras, noté que no eran tantos los
entrevistadores, y por lo tanto los empleados fijos en la empresa, la
mayoría de las personas que veía eran postulantes como yo. Gugliagone
nos sentó en otra mesa y trató de buscar de ver qué tanto entusiasmo
teníamos, alrededor nuestro muchos eran entrevistados.
Gugliagone:- Hoy es un día de sorpresas ¡Van a conocer a la señora Corva!
“¡Qué bueno!” respondió alguno con la misma falsedad que Gugliagone.
Gugliagone nos preguntó si ya nos habían hecho firmar el contrato, nos
preguntó si ya nos había llevado a visitar las oficinas del edificio
donde funcionaba el sector de telemaketing, nos preguntó si nos quedaba
alguna duda sobre nuestro trabajo, y entonces tuvimos que decirle que
jamás nos lo había explicado. Obviamente la teníamos que disculpar, pero
creía que todo estaba claro ¿sabíamos nosotros lo que era una
comercializadora? Y alguno que otro lo sabía. Ese nos explicó que era
una empresa que se dedicaba a vender un producto en particular, en
general, al igual que M.Ka.Y., se dedicaban a vender insumos de
computación y telefónica. M.Ka.Y. se dedicaba actualmente a la venta
de... pero eso nos lo iba a explicar la señora Corva, si la seguíamos a
la señorita Gugliagone la íbamos a conocer, cinco o seis entrevistadores
en la puerta de una especie de pequeña sala de cine pero sin pantalla
se juntaban a charlar, treinta o cuarenta entrevistados traspirábamos la
gota gorda sentados en las butacas muertos de calor el traje nos estaba
matando. Pero fue corta la espera, la señora Corva llegó. Era una mujer
de unos treinta y cinco años muy cheta, con una perfecta dicción, ¿Con
quién habrá estudiado teatro? ¿Con Norman Briski? ¿Con Serrano? Porque
la señora Corva era una excelente actriz, una gran vendedora, una mejor
oradora, una reverenda mierda de persona, Corva, si estás leyendo esto,
sabé que tengo una bala guardada para vos. La señora Corva nos llevaba
con su especie de conferencia de marketing a las distintas facetas a las
distintas situaciones que nos podemos encontrar al vender nuestro
producto ¿Y cuál era el producto? Un handy, no un handy, porque era un
handy con celular, su marca ¡Telnex! ¡Mucho más que un Handy! Telnex
estaba tratando de agrandar su mercado, quería conseguir vender además
de a grandes empresas para su uso interno, a las familias a la gente
común, en particular al grupo familiar, a las familias de clase media
que tenían hijos que trabajaban todo el día o que estudiaban y
trabajaban, quería que toda esa familia comprara un equipo de handy, que
también era celular, dos por uno, una ganga. Empecé a entender la
necesidad de que los futuros empleados fuéramos jóvenes y en lo posible
estudiantes terciarios y universitarios, no éramos empleados, éramos los
futuros usuarios del celular del orto los que estábamos escuchando a la
señora Corva hablar. Salimos con nuevas dudas, volvimos a la mesa donde
estaba Gugliagone, Gugliagone nos esperaba llena de entusiasmo
¿Habíamos visto lo brillante que era la señora Corva? Pse, habíamos
visto ¿Qué nos parecía todo? Lindo, lindo. Pero no nos teníamos que
quedar callados ¡Nos tenía otra sorpresa! Gugliagone se paró y se fue,
enseguida volvió con una señora de unos cuarenta años muy encantadora,
era la señora Guerrero. Guerrero nos hizo otra vez las preguntas que ya
nos había hecho dos veces Gugliagone, pero la forma el aire que
transmitía la señora Guerrero demostraba que con ella no se jodía, la
señora Guerrero era la que decidiría quien iba a ser contratado y quien
no. Luego de la charla que fue muy interesante, charlamos sobre la
situación del país, charlamos sobre la vida, quedamos a los besos, luego
de ese buen momento la señora Guerrero nos dijo que ella,
personalmente, nos iba a llamar para concertar una nueva entrevista con
un entrenador personal en ventas.
Salí más hecho mierda que nunca de
ese sótano podrido, necesitaba pelearme con alguien, necesitaba
descargar en alguna persona toda mi frustración, toda mi vida era una
mentira, todas las personas unas chamuyeras de mierda detrás de cada
persona había un cagador, concha de la lora pensaba, la rechoncha de la
lora.
Tomé el subte B rumbo a casa, por suerte no estaba muy lleno.
Los vendedores pasaban en fila, estaba el que vendía tijera con
costurero, todo un peso, estaba el que vendía funda para control remoto,
un peso nada más, estaba el que vendía revistas de crucigramas, cuatro
por un peso, y entonces apareció un nene saltando y chiflando al ritmo
de uno de sus pies que zapateaba en el piso del vagón. El sistema era el
siguiente, chiflaba dos veces y le daba la mano y un beso a un
pasajero, después le ofrecía una estampita por una moneda, dejaba a ese
pasajero y chiflaba otras dos veces, para saltar después a upa del
pasajero que tenía al lado, y a upa del pasajero le daba un beso le
ofrecía una estampita a cambio de una moneda, a mí me tocó solamente
beso, nada de upa para mí. Le di la moneda y no acepté la estampita,
enfrente mío un pasajero jugueteó un rato con el nene que pedía, lo
cacheteó amigablemente, le tocó la nariz, amagó con jugar de manos con
el pendejo, y después cuando se despidió sin darle dinero empezó a
hablar en voz alta para todos los pasajeros, no muy lejos estaba el nene
pidiendo plata a otras personas. Una mujer con la concha sellada le dio
charla al señor.
Pasajero:- No hay que darle plata, porque si le
dan plata se va a acostumbrar a hacer monadas todo el tiempo. Se va a
creer que la vida es así. Y la vida no es así. En la vida hay que
aprender a laburar.
Pasajera concha sellada:- Además todo esto es
una mafia. Están todos pagados. Les obligan pobres criaturas a salir a
pedir plata. Si uno les da plata alimenta la mafia de la calle.
¿Qué decían este par de hijos de puta? ¡¿Qué mierda estaban diciendo?! Ese que se la daba de amiguito de nene ¿Qué mierda dice?
Yo:- ¿¡Que decís la concha de tu madre!? ¡¡¡¿Qué mierda te pasa la
concha de tu madre!!!? ¡Te hablé a vos la concha de tu madre?!!!
El
hombre trataba de mirar para otro lado pero no podía evitar mirarme de
reojo, la concha sellada se sentó más lejos del pasajero, agarrada a su
cartera.
Yo:- ¿Vos tenés idea lo que es salir a pedir plata a la
calle? ¡A vos te hablo hijo de puta! ¡¡La puta que te parió!! ¡¡La
concha de tu madre!! ¡¡¡Hijo de puta!!! ¿Vos saliste a pedir plata
alguna vez? ¡¡¡Contestame o te cueteo acá mismo!!!
Hice bulto con mi mano adentro del bolsillo y le apunté, me paré, me fui acercando, la gente quieta en su lugar no decía nada.
Pasajero:- No, nunca pedí plata.
Yo:- Bajate.
El subte había parado en la estación Pasteur.
Yo:- ¡¡Bajate y la puta que te parió!!
El pasajero se bajó gracias a mis empujones cortitos medio disimulados.
Yo:- No digas nada o te hago mierda.
A los empujones cruzamos juntos el molinete, del otro lado del molinete
saqué mi mano del bolsillo con una sonrisa llena de odio, luego vacié
mis bolsillos para que viera que no había nada adentro. El pasajero en
silencio se fue a la ventanilla a sacar otro pasaje para el subte.
Yo:- La puta que te parió, a estos garcas de mierdas le pagás dos
boletos y a un nene que pide plata lo basureás ¡La concha de tu madre!
¡Pelotudo!
Pasajero:- ¿Y qué querés que haga?
Yo:- ¡Reclamale al
guarda pasar gratis! ¡Decile que un loco te obligó a salir! ¡Deciles
que un loquito te obligo a bajar del subte!
El guarda miraba algo
nervioso, un policía se acercó. El pasajero con la cabeza gacha pagó el
pasaje y cruzó el molinete sin mirarme ni mirar a nadie.
Yo:- Cagonciito, cagoncito, que la pases bien ¡Putito! ¡¡Re putito!!
Me fui de la estación y caminé hasta mi casa, tenía ganas de llorar.
Dos días después me llamó Guerrero, tenía una entrevista de
adiestramiento en MkaY al día siguiente, por la tarde, con el señor
Guglielmi, además iba a firmar contrato.
Llegué a las 14:30 puntual. Una hora después apareció Guglielmi escoltado por la señorita Gugliagone que nos presentó.
Guglielmi me llevó a la misma sala de entrevistas de siempre, pero a un
escritorio alejado del escritorio de la señorita Gugliagone.
Guglielmi me hizo unas preguntas sobre el producto a vender, quería
saber si estaba al tanto, como vio que sí sonrió paternalmente,
Guglielmi empezó a charlar, teníamos que distendernos, a Guglielmi le
gustaban...las picadas, todo legal. A mí me gustaba la literatura, pero
sobre literatura con Guglielmi no podía charlar, y yo sobre fierros ni
idea, yo sabía que el Ford Falcon era un buen auto, aunque gastaba mucha
nafta, pero el Ford Falcon era un auto viejo. Guglielmi me explicó como
podía llegar a ascender. Primero tenía que vender dos equipos de handy,
con dos equipos ascendería a adiestrador, o sea tendría un puesto como
el de Guglielmi, si yo conocía a una casa de remises, o le quería vender
a un amigo, o a mi familia, estaba ascendido, y después a cazar giles
como adiestrador ¿Quería ir a firmar contrato? Pero como no, hicimos la
cola, habían muchos futuros empleados de M.Ka.Y. esperando firmar
contrato. Le pegué una buena leída, todo legal, sueldo mínimo, muy
mínimo, casi nada a cambio de mis servicios de vendedor, firmé y me fui
¿Cuántos como yo serían los que firmaban contrato y nunca más aparecían?
¿A cuántos chamuyaba al pedo por día Guglielmi? ¿Le rendía trabajar de
garca?
Había arreglado encontrarme con mi mujer en el centro, en
cuanto la vi le di un abrazo grande, enorme, me colgué de su cuerpito,
descargué en su cuerpito toda la desilusión toda la mugre que esa semana
había tragado, Noemí me acarició la cara, despacito, me dio un beso en
la nariz, me dio un beso en cada ojo, y después me abrazó. Caminamos muy
lentamente por las calles del centro, los autos pasaban y tocaban
bocinas, la gente no miraba a las demás personas todos apurados iban de
acá para allá, por cada cuadra por lo menos dos personas pedían
limosnas, de cada tres tachos de basura por lo menos en uno alguien
buscaba latas o algo para comer. Noemí me apretaba fuerte y me contaba
lo que había pasado ese día en su trabajo. Noemí me hacía olvidar del
peso de mis pasos por lo menos por un rato, por lo menos un rato para
descansar, para olvidar lo que me había pasado..